DICIEMBRE, CRISIS, AMOR Y DOLOR

 






Una crisis, cualquiera que esta sea, cualquiera que sea el derrotero que tome, puede tener todos los colores y todos los matíces. Puede nacer en lo blando y terminar en el lodo. Puede acabar con todo, o ese todo erigido en una piedra de tremendas dimensiones, acabar con ella. Puede no tener una razón o estar hacinada de ellas. Puede verse y puede ignorarse. Surge y brota y se vuelve a tapar. 

Un diciembre más no hace la diferencia. El amor más grande que surge de la entraña, que nace desde el dolor hasta la sonrisa tierna que grita por una caricia, no puede transformar los hechos. El amor, ese dador de vida, ese gigante que da sentido hasta a lo más indómito, a veces no basta.


Diciembre, me recuerdas. Yo te recuerdo. El uno para el otro, hasta ese final que se aproxima. Que se siente tan cerca, que se palpa tan crudo. Tu frío sacude el pulmón, desde el más incólume hasta el que sufre daños y los arrastra para poder seguir. 


Una lágrima no trae esa ansiada caricia. Un poco de ternura apacigua esa falta. ¡Qué triste que el amor no alcance!


Pero amor, amor en diciembre, amor, que te vuelvo a moldear como el barro porque nada te puede destruir, si no bastas para el resto, ¡Bástame a mí! 



Comentarios

Entradas más populares de este blog

LUCES Y MÁS LUCES

Me presento, mucho gusto!

LA MALDICIÓN DE LA TALA DE ÁRBOLES, CRUDA REALIDAD