SIEMPRE LAS DIFERENCIAS
Esto me brota cuando pienso en todas las desavenencias, todos los malos ratos que vivimos, o en su caso vemos tan de cerca. En lo difícil que se hace la vida cuando las personas se aferran a quererse imponer a costa de todo y sin poder ver nada que no sea lo que sus mentes dictan.
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No no, no comulgo pero, sabes? Te respeto. Te respeto al 100%.
Tú, a veces no respetas.
Por qué deseas imponer tu visión? Por qué tu enojo si pienso diferente? Yo nunca discuto, ni hablo de temas áridos. Siempre se acaba mal, se acaba peleando o mínimo, discutiendo. Yo no te menciono nada, ¿por qué entonces me llamas buscando "no sé qué" y esperas y EXIGES mi aprobación a tus pensamientos?
No hablo de "tolerancia". Esta es una palabra que no tiene toda mi simpatía porque se presta a pretender que "tolerar" tenga que ver con "soportar". Sí, a veces tolerar es tener qué aceptar cosas en contra de nuestra propia dignidad. Pero hablo de RESPETO a mí, que SÍ te respeto así algunas de tus cosas no me parezcan. Incluso, podrían parecerme abominables. Y justo por ese respeto del que tanto estoy hablando, no las mencionaré en este momento. Creo que en este, ni en ninguno otro.
¿Por qué no eres amable? ¿Por qué te quieres imponer a costa de lo que sea? No te das cuenta que debes hacerte merecedor de buena voluntad y no haces más que todo lo contrario?
Que es muy dura tu lucha, ya lo sé. Mucho. Pero el estar a la "defensiva" no es ninguna solución, sino que agrava las realidades. Las realidades de TODOS, porque nadie merece sufrir de discriminación: ni tú, ni nadie.
Resulta que de pronto el mundo cambia. Cambia de pronto, aunque ha cambiado siempre, dado que este cambio es voraz e impactante, sin piedad ni pausa, indiscriminado, atroz. La velocidad con la que se imponen al mundo es como una ametralladora implacable, que no descansa, que no para y que acribilla a destajo.
Sí, mi amiga, amigo... Porque estás feroz, atacas y atacas y atacas como si los que no somos como tú tuviésemos la culpa de llevar a cuestas nuestra propia realidad, que es la que es y que no necesariamente tiene que ser la tuya.
Si yo te respeto, ¿Por qué tú a mí, no lo haces? Parece que la discriminación fuese ahora toda contra los que no formamos parte de tu bando, que estamos tranquilos viviendo nuestra propia realidad y encarándonos con nuestro entorno que, ¡CUIDADO! No es sencillo tampoco. Cargamos nuestras propias maletas y sólo nosotros sabemos lo que pesan.
La amabilidad es algo que todo ser humano merece, es digno de ella.
***Cualquier semejanza con algún caso de la vida real, es mera coincidencia***

Hola, Maty, menos mal que pones ese aviso rojo, de lo contrario más de uno se daría por aludido o aludida, estoy segura. Pues sí, hay que ser tolerante y muchas veces callarse ante lo que ves a tu alrededor porque cada uno tiene su cruz y no se debe juzgar al prójimo. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Otra cosa es que te atropellen a ti, obviamente, entonces hay que defenderse porque una cosa es ser buena y otra tonta... ¡Vaya! Qué de frases hechas me han salido hoy, me has hecho sacar mi vena filosófica, Maty, jajajajaja.
ResponderBorrarUn abrazo. :)
(Lo copio en bloguers, jeje, me he cansado de duplicar comentarios).
Tú tienes venas de todos los colores y sabores querida Merche: la poética, la filosófica y todas las demás. Muy bueno tú análisis, ¿Verdad que otro sería el mundo? Te dejo másssssss abrazos 😊🌹
BorrarHola, Maty. Qué buena reflexión. Hay gente que se cree con el derecho de imponer su visión del mundo, parece que pensar distinto fuera una amenaza para ellos. Lo normal debería ser vivir sin atacar, y sin exigir que los demás se ajusten a lo que uno piensa.
ResponderBorrarAhora bien, yo también creo que no todas las opiniones merecen respeto. Porque si empezamos a respetar lo que vulnera los derechos humanos, vamos mal. Las ideas racistas, homófobas o cualquier otra que pisotee la dignidad de alguien para mí no son “opiniones”, son agresiones. Y ahí sí, soy muy radical. Pero fuera de eso, cada quien puede pensar lo que quiera… siempre que no venga a imponerlo como si fuera ley.
Coincido contigo en lo de la palabra “tolerancia”. Me suena a “te aguanto aunque me molestes”, y eso tiene un tufillo de superioridad que no me gusta nada. Prefiero mil veces hablar de respeto. Porque el respeto implica reconocer al otro como igual, aunque no pensemos del mismo modo.
Así que sí, que cada quien revise su mochila antes de juzgar la ajena. Porque todas pesan. Y algunas, más de lo que parece.
Es tal cual dices Beatriz, cada mochila tiene su peso, ¡Ojalá todos nos diéramos cuenta de eso! Un abrazo y muchas gracias.
BorrarVaya reflexión Maty, muy buena, si el respeto es la base de cualquier convivencia sea cercana o circunstancial, cada quien es libre de pensar como quiera, eso sí, de repente para si mismo y con sus semejantes, más que para hacer apología y convencer para que se le apruebe cuando no es mi gusto. Sin embargo cada día más la sociedad se divide en pedazos y el respeto viene sobrando, solo importa quien supuestamente gane y se imponga, sin ni siquiera verse a si mismo y lo que hace. Abrazo bien grande Themis
ResponderBorrarTotalmente cierto lo que dices Themis. Qué tristeza me da muchas veces todo esto. Te dejo super abrazo!
BorrarHola, Maty. Creo que en tiempos pasados la tolerancia era virtud. En los actuales está tan manida y prostituida que ya no sé lo que significa. Pero jamás respetaré a los intolerantes.
ResponderBorrarYo tampoco Cabrónidas, yo tampoco!
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