UN AGOSTO MÁS EN EL TIEMPO

"El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho.

El tiempo es un río que me lleva,

Pero yo soy el río;

Es un tigre que me devora,

Pero yo soy el tigre;

Es un fuego que me consume,

Pero yo soy el fuego".

                           Jorge Luis Borges

Aquí termina este agosto, graciosa y pudorosamente. Mi agosto, y de todos... Claro.

Habrá otros agostos... Quizás. Habrá más bondad y generosidad, sí, seguramente. 

En todas las remembranzas que me acompañan en la vida, las de agosto tienen sabor a café y a chocolate. A melancolía, a alegría, a nostalgia, a AGRADECIMIENTO por todo. 

Cuerpo: te agradezco todos los años que me has acompañado en mi tránsito por esta tierra. Has sido bueno, me cuidas y te cuido. Me amas y te amo. Me acompañas en todo, y yo también. Juntos hicimos química y también física, amamos mucho. Claro, eres el instrumento regalo de Dios que nos permite expresar un montón de cosas. Ahora que debo consentirte de una manera diferente porque te empiezas a cansar, también de otra forma, te agradezco más y más y valoro todo lo que me has dado. Ahora, debilitado, yo seré tu fuerza. Te he de cuidar y mimar, te lo mereces. Siempre te valoré, ahora también y más si es posible. Nos hemos vivido plenamente, ni un solo segundo desperdiciado. Somos el contubernio perfecto entre alma y maquinaria. El alma trasciende, pero tú estás bajo mi cuidado por ahora, aún, y nunca imaginé tenerte todo este cariño, todo este amor. Te bendigo.  Te seguiré amando en todos tus momentos, cada parte tuya que me reclame, me tendrá porque el espíritu te ha de acariciar, y así hasta que Dios disponga.

Recuerdos, ¡Bienvenidos siempre! Son como las ausencias: están, aunque de otra manera. No seríamos nada sin ellos, sin ese pasado que nos conforma y ¡Seguimos creando recuerdos! Todos vivos, todos frescos, desde otra óptica quizá, se siguen acumulando formando parte de la película. Se presentan de una manera maravillosa: a veces buscándolos y, otras, llegan sin avisar haciéndonos vestir las ropas de otros tiempos e incluso sintiendo el olor que despide aquella piel, aquella tela, aquel entorno. ¡Es una total magia! En este momento beso el que me llegó de mi hermano que descansa en paz, chiquititos los dos en Zaragoza, España, y hundiendo nuestros pies con botitas en la nieve. Nuestra impresión era pasmosa, ¡Nunca habíamos visto algo así! Y con nuestras muy pequeñas manos intentábamos hacer pelotitas. Nuestro papá nos pedía que tuviéramos precaución, no pasar demasiado frío, y al mismo tiempo estaba gozoso de ver a sus dos pequeñines viendo un espectáculo que solo habían mirado en películas. 

Y así, montones de recuerdos de todas las edades de la vida. Resalto también que momentos que en su tiempo no fueron tan dulces adquieren otro sazón, ya se sienten suaves y amables, sin rispidez ni dolor.

Recordé muchos 28 de agosto. Esa fecha tan especial siempre para mí porque mi madre y abuela me hicieron sentir que era importante, mía nomás. Por eso, la he celebrado siempre. 

Las presencias, basta con las necesarias, física o espiritualmente. Ni más, ni menos. No hay tiempo que perder. 

Despacito... Calma, lentitud que intensifica los momentos.

Gracias siempre, también a quien se fue, dio la vuelta... gracias por eso. Tiene su propio significado. 

Viví mi Agosto.