SOY DE TODAS LAS HORAS

 

Me despierto y me agarran, me toman y me poseen LAS HORAS. Cualquiera que esta sea, cualquiera de ellas, todas,  saben que pueden hacerlo, tienen mi permiso, mi total benevolencia y hasta mi júbilo por ello. Me encanta pertenecerles, hay un contubernio total. Son mías, soy de ellas. Pueden y lo hacen, me atropellan y me susurran al oído, me encuentran y también se hacen las "olvidadizas" porque son tan, pero tan lindas que pretenden darme mi espacio. Aún cuando no se los doy a ellas porque las tomo a destajo, imagino que respiran cuando me toman desprevenida. Y así son sus recargas de alegría porque se me dan todas, vienen a mí, no me dejan. Al tiempo (al que pertenecen) queda lo demás, ahora ¡A estar con ellas! Ese "tic tac tic tac" a veces silencioso, y escandaloso cuando es mi gusto con el "cucú" que me regaló mamá. Mamita, ella siempre pensaba en mí. Si no la echo de menos con más profundidad es porque ella está conmigo, yo con ella,  de modo total. Ella me regaló cada hora, ella me regaló la vida. Y así, en estas horas, está conmigo como siempre y se cuela aquí, y se cuela allá. 

Esa posesión total y mutua entre las horas y yo es mi deguste de eso que llamamos "tiempo", pero de manera recalcitrante. Y ha sido siempre así, y lo es más cada vez. 

Las horas me enmarcan el cuadro de la vida, hago lo que quiera con ellas. Pinto el marco de todos los colores, se dejan moldear afables y gustosas totalmente entregadas a cada uno de mis antojos.

Me regalan esta poesía de Pessoa:

"Fallé en todo.

Como no tuve propósito alguno 

tal vez todo fue nada.

Lo que me enseñaron

lo eché por la ventana del traspatio.

Ayer fui al campo con grandes propósitos.

encontré sólo hierbas y árboles

y la gente que había era igual a la otra.

Dejo la ventana y me siento en una silla.

¿En qué he de pensar?

¿Qué puedo saber de lo que seré, yo que no sé lo que soy?

¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tantas cosas!

¡Y hay tantos que piensan ser esas mismas cosas que no podemos ser tantos!"

Fernando Pessoa

Mis compinches las horas me entienden tanto y tanto que me regalan esas líneas de Pessoa,  que hasta piensan por mí, que me regalan el inmenso propósito de no tener propósito, que dejan que mi pensamiento pasee libre por sus circuitos, haga travesuras, se arme una bronca y se reconcilie en el mismo instante por maquinar, siempre abrazarme haciéndome protagonista de todos sus planes. Porque son míos, toditos. Ellas me los regalan al existir en mí como soplo de aire constante que canta y me expresa que aún cuando quieran partir, conmigo se irán porque hemos paladeado juntas la experiencia que ESTA VIDA nos trae una y otra y otra vez. 

Permanencia total, complicidad total, vida total, dulzura plena. Mis amigas, las HORAS. 

GRACIAS VIDA

GRACIAS DIOS

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